El fantasma del pasado siempre estará presente para construir el espejismo del futuro




Isabel Allende, escritora Chilena, autora de una serie de obras, entre ellas “La casa de los espíritus”, la cual la lanzaría a la fama, me hizo reflexionar y recordar acerca de muchas cosas (si deseas saber más sobre Isabel Allende te recomiendo esta página http://www.clubcultura.com/clubliteratura/clubescritores/allende/cronologia.htm ).





La obra en simples palabras me maravilló, su contexto, ambiente, relatos,  absolutamente todo. En un libro de 454 páginas se resume la vida de cuatro generaciones de mujeres, las cuales tuvieron que vivir diferentes sucesos a lo largo de su existencia, y de un hombre en particular que se ligó estrechamente a tres de ellas. Clara, y su particular característica de ver a los espíritus, mover las cosas de un lado a otro y tocar el piano solo con la mente me provocó gran curiosidad, al igual que el tipo de relación que tenía con su madre Nívea. Barrabás y los cuentos del baúl del tío Marcos me hicieron visualizar una y otra vez mi infancia, pues me atrevería a decir que en ese perro de raza desconocida que durante muchos capítulos se nombró y se habló de él, veo a dos de mis mascotas, la primera, un perrito al cual adoraba, con el que salía a jugar y con el que me sentaba en el pasto cada vez que estaba triste y sin previo aviso comenzaba a lamerme las manos para consolarme. La segunda mi fiel Diana,  con la cual cazábamos ratones, la única que al llevarla  a pasear junto con los otros dos canes volvía a mi lado hasta que yo la animaba para que corriera con los demás perros, y la única que al verse con la pata trasera colgando de un hilo de tendón,  tras un accidente, me buscó y derramando sangre a montones dentro de la casa se echó a mi lado asustada para que le acariciara la cabeza mientras esperaba su muerte, al igual como lo hizo barrabás, buscando a Clara entre la multitud para ver la imagen de su dueña antes de que el corazón le dejara de latir. Los cuentos del baúl del tío Marcos me producían alegría, porque recordaba los múltiples cuentos que mi abuelito relataba cuando mi hermano, mis primas y yo éramos pequeños e íbamos a verlo.

Blanca, junto a Pedro Tercero me hicieron recordar los días completos que pasaba en el verano corriendo por los potreros detrás de las mariposas para atraparlas en un tarrito de miel vacío, en donde luego de juntar una gran cantidad, con mis pequeñas manos abría la tapa y observaba alegremente como volaban hacia la libertad.

Esteban Trueba, machista, de mal genio y sin remordimientos, se daba el lujo de  hacer lo que quería, sus marcadas tendencias de derecha, lo convertirían una vez en senador, pero diversos acontecimientos que estuvieron fuera del alcance de su mano, harían que el hombre al cual una vez todos temieron se viera inundado de temor, al igual que muchas personas que vivieron el golpe de estado y la dictadura militar, y las que por algún motivo lograron sobrevivir, aún son capaces de relatar las circunstancias que vivieron.

Este libro abarca esa etapa de la historia de Chile, un gran lapso de tiempo en donde todas las clases sociales, que una vez habían discrepado por los partidos políticos coexistentes, se vieron “metidos en el mismo saco” sin importarle al régimen militar si era una persona del proletariado o de la clase alta. Alba, la nieta de Trueba, viviría en carne propia los procedimientos de la tortura que en ese tiempo miles de chilenos vivieron, sufriendo constantemente, siendo llevados a un lugar desconocido, en donde no se sabía si era de noche o de día, esperando algunos morir luego para no seguir soportando más dolor y otros haciéndose la esperanza de que algún día volverían a ver a sus hijos, pareja, hermanos, amigos y padres.
Esta fue una realidad que muchos países de Latinoamérica vivieron, en donde no pudieron dormir tranquilos pensando que algún día las fuerzas armadas entraría por el umbral de su puerta, les arrebatarían todo y los llevarían a un lugar en donde en carne viva sufrirían “las penas del infierno”, no sabiendo cuál sería su destino, la muerte o un milagro para salir de ese lugar infernal.

En mi opinión es importante conocer lo bueno y lo malo de la historia de un país, pues es la única manera de analizar a la sociedad de hoy y aprender de los errores inauditos que no deben volver a ocurrir nunca más. Sin embargo, es triste saber que todas estas atrocidades ocurrieron en este hermoso, país lleno de paisajes variados que han catalogado a Chile como el mismo “Paraíso”,  el mismo lugar que ante los ojos parece un “Locus amoenus”, pero que en realidad sufrió muchas injusticias y violaciones a los derechos humanos, en donde aún miles de familias buscar y lloran  a un familiar registrado como desaparecido.

Cuanto le agradezco a Isabel por  haber escrito este libro, me hizo tener una visión de las cosas que a menudo me pasean por la cabeza y que por algún motivo no me atrevo a preguntar por el temor de conocer la verdad y albergar tal vez un poco de odio y angustia, pero algún día me armaré de valor y las haré, el día que me sienta preparada. Siento que este libro hace que una se sienta agradecida de haber nacido en un mundo parcialmente tranquilo, en donde podemos respirar plácidamente sin pensar que el día de mañana no volveremos nunca más a nuestro hogar. 

¿Qué habrá pasado con Alba luego de ser llevada por las fuerzas armadas? ¿Qué habrá hecho Esteban, el hombre que amaba a su nieta, pero que en ese momento no tenía influencia política alguna? ¿Lograrían reencontrarse estos dos individuos?

Un consejo, sumérgete en la historia y sale de las dudas por ti mismo.





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