Anteriormente,
en mi segunda entrada, hablé en el último de sus párrafos acerca de la relación
que tenían los padres con sus hijos, principalmente de aquellos que tenían un
vacío espiritual. “Sin querer queriendo”, el siguiente capítulo trataba este
tema y creo que es importante detenerme en esta relación que el autor ha
catalogado como tan “estrecha”.
Según Fromm,
el amor de la madre y el padre son totalmente diferentes y necesitan complementarse en la crianza de los hijos
para que estos alcancen la etapa de madurez. La mamá por naturaleza nos
proporcionaría un amor incondicional, siempre estaría con nosotros y nos amaría
tal cual somos, y nunca desaparecería ese
sentimiento, aun por las cosas más malas que pudiéramos hacer… Erich lo
escribió así en su ensayo:
“No
hay ningún delito, ningún crimen, que pueda privarte de mi amor, de mi deseo de
que vivas y seas feliz.”
Por otro lado tenemos el amor
del padre, el llamado “amor condicional”, eso suena un poco a leyes judiciales
y castigos impuestos por la ley, como la libertad condicional, bueno sigo con
la idea… nuestro ensayista caracteriza al amor de nuestro progenitor como un
valor con restricciones y reglas para así ganar el respeto y cariño de este,
condiciones como: seguir sus mismos pasos, tener los mismos ideales, actuar
como él, todo tipo de cosa que al papá le parezca, Erich nos da a entender que es
una persona que tiene su amor paterno en un pedestal y que su hijo debe
realizar una serie de actividades y hazañas para alcanzar el trofeo… en otras
palabras:
“Obraste
mal, no puedes dejar de aceptar las consecuencias de tu mala acción y,
especialmente, debes cambiar si quieres que te aprecie.”
Tal vez es por ese motivo que
al primer problema o angustia pensamos en la madre, ya que es con ella, con
quien hemos tenido una relación más estrecha desde el momento de nacer y la que
nos coloca menos restricciones para alcanzar su cariño. Sin embargo, tengo unas
cuantas dudas respecto al planteamiento de este amigo de mente brillante, es el
momento de hacerle la vida difícil con unos cuantos contraargumentos, porque
creo que se ha olvidado de una partecita que en la actualidad se vive de manera
más frecuente…
Si bien el amor de la madre es
incondicional y el del padre es condicional… ¿Qué ocurre cuando hoy en día
vemos que las madres abandonan a sus hijos y los dejan con su padre? ¿Quién en
realidad posee un amor incondicional o condicional? Creo que Fromm se olvidó de
esa realidad. Es verdad, en algunos casos es la madre quien se hace cargo de su
bebé y que el padre desaparezca como arte de magia, especialmente en la
adolescencia… pero también está esa parte menos conocida en donde la madre se
va y deja a su hijo con el procreador… ¿Es acaso eso un amor incondicional por
parte de la madre? Yo digo abiertamente que no, pienso que el amor
incondicional pertenece a quien cría, el padre que cría, aun por todas las
cosas desquiciadas que hagan sus hijos los sigue amando. Sí, es un buen actor,
hace creer que el cariño hacia ellos ha desaparecido pero se muerde la lengua
por decirles abiertamente que los ama, darles un abrazo y protegerlos con la
vida. La madre que está presente en la crianza posee un amor incondicional, da
la vida por sus hijos y los ama por sobre todas las cosas. Ambos poseen un amor
incondicional, porque ambos han criado y formado a ese individuo. Y el amor
condicional, bueno ese pertenece a aquellos que crían a medias, los que “dicen”
estar criando o simplemente aquellos que no crían.
Erich no puede generalizar en
este tipo de amor, no puede proporcionar funciones del amor respecto al género,
eso realmente huele a estereotipo, uno manifiesta más que el otro, pero no
quiere decir que el amor incondicional no esté presente.